Bendición
“Que los caminos se abran a tu encuentro, que el sol brille en tu rostro, que la lluvia caiga suave sobre tus campos, que el viento sople siempre a tu espalda”
Resulta difícil ver la luz en tiempos de oscuridad, esta bendición irlandesa que debería convertirse en himno y esperanza de la humanidad, sin embargo hemos preferido convertir en lema, cuando no en religión, el tópico romano “carpe díem”, sacándolo de contexto para que sirva de excusa a cualquier comportamiento antisocial que satisfaga nuestro más inmediato ego. Egocéntrica humanidad espoleada sin misericordia por los algoritmos de las tecnológicas que hoy pastorean el mundo a seguir ese nefasto camino, triste herencia la que hallarán las futuras generaciones.
Ya nadie recuerda, ni siquiera se estudia en las escuelas, nuestros orígenes sociales, el ejercicio de la ciudadanía en las polis griegas, la muerte social que suponía el ostracismo al ciudadano, Sócrates prefirió esta al exilio, por coherencia con su propia filosofía. El oráculo hace siglos que no está en Delfos, el mensaje de los dioses “conócete a ti mismo” grabado en su frontispicio, sencillamente desapareció y a la pitonisa quizás haya que ir a buscarla al cine de las hermanas Wachowski, el nuevo álter ego de esta Sociedad.