Fragmento Sefardí
Anoche contemplando la luna, sentí frío, se levantó un viento que obligaba a buscar refugio, observando ese astro tan lejano y sin embargo tan próximo a la vez, despertaron en mi interior encontrados sentimientos y una cierta angustia pensar si será igual de hermosa vista desde cualquier otro lejano lugar del mundo.
No he conocido mas tierra que esta tierra, aquí descansan los huesos de quienes me precedieron, ellos por la noche, después de sudar la tierra intentando arrancar antiguos verdores a los duros y secos terrones, tierras nuevas cuando llegaron nuestros abuelos, viejas y gastadas hoy, también miraron al cielo desde donde yo lo miro, y se hicieron las mismas preguntas, vieron la misma cara de la luna que yo veo, probablemente sobrecogidos por ese universo que nos empequeñece al contemplarlo y por los mismos temores que me asaltan a mí en estos momentos.
Tenemos el mismo viejo y gastado sueño de tantos otros pueblos, que nos dejen vivir en paz en esta tierra sin tener por ello que renunciar a nuestras costumbres ni a nuestro pasado, esa paz que solo han conseguido los que antes han hecho de la guerra su dios particular, esos a los que los sacerdotes de turno terminan nombrando defensores de la ortodoxia, y otorgan todo tipo de bendiciones, la espiritualidad siempre ha resplandecido más cuando la soportan firmes pilares, y tanto mejor si son de mármol.