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Insolidaridad

Vivimos tiempos de pandemia, tópico con el que nos han martilleado los medios durante el confinamiento, hay más lugares comunes: saldremos mejores de esta, aprovecharé mas mi tiempo, valoraré pequeños detalles, etc.; los buenos deseos no parecen haberse trasladado a la sociedad; runners, bicicleteros, futboleros, fumadores callejeros y demás ….eros, a menudo con muestras de incivismo y gesto prepotente parecen decir, tendrás que ser tú el se aparte.

Tras la peste negra con la cual compartimos tantas similitudes, surgió en occidente el renacimiento, una trasformación en la mentalidad que nos hizo innovadores, mejores y más solidarios, el ser humano como medida de todas las cosas, puso las bases del mundo actual que quizás de tanto estirar (Ilustración, Revoluciones, …ismos, etc.) hayamos agotado.

Supuso una ruptura con una parte del pasado, la más negativa, sin embargo paradójicamente se volvió la mirada a los clásicos en busca de respuestas, no se vislumbra en estos momentos esa búsqueda, se ha depositado una fe ciega en la razón y la ciencia, lo que es aprovechado por los grandes gestores de la economía mundial para fines espureos.

La razón por si sola no podrá solucionar un problema (Robots y algoritmos ya razonan mejor que nosotros) que debería venir acompañado de un cambio en la mentalidad de las personas, combinando razón y sentimiento, es decir, pensando y aparcando nuestros miedos, origen del resto de emociones negativas (falta de confianza, ira, vergüenza); por el contrario la impresión es que aceleramos hacia una sociedad sin espíritu crítico, paralizada, manipulada, la distopía robótica que tanto preconizan las series que arrasan en los medios.

“Sapere aude” Kant.

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